Cuerpos al sol, año nuevo.

Carolina Morón
Poesía sedisiosa
Published in
4 min readJun 21, 2021

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Poesías fracasadas sobre un solsticio de invierno/Año nuevo andino, amazónico y del chaco.

1.

Cerrar los ojos, suspirar profundo, elevar las manos hacia el sol.

Calentarlas en sus rayos, retostar el rostro.

Caminar hacia el sol.

Entre abrir los ojos y jugar con la luz que se asoma entre los dedos,

sonreír,

ver pájaros alegres en el mismo plan.

Tomar una bocanada de aire profunda, larga y calma,

tomarla como acto de esperanza enorme que permita entrar a ese aire frío y removido por las montañas a cada rincón posible de nuestro adentro.

Contener el aire y pedir un deseo,

Alargar el deseo y botar ese aire que ahora es caliente,

Caliente y visible entre los dedos que bailan con el sol y la urgencia de no entumecerse.

Bajar las manos y con ellas la cabeza,

abrir los ojos y observar las manos, ahora colgando, ahora en descanso.

Abrir y cerrar los ojos, en cámara lenta, percatarse de la mancha de luz que permanece en la retina.

Abrir y cerrar las manos, ofrecerlas al sol nuevamente, ofrecer su dorso, ofrecer el hombro, el cuello, una oreja y la otra, tener el deseo palpitante de ofrecerle toda la piel.

Recordar que es el día más frío del año, sonreír.

Mirar a lxs que acompañan si tenemos la suerte de estar en compañía, sonreír, están en el mismo plan.

Volver a coger el tecito caliente y la mantita que con cariño acompaña y enternece.

Agradecer.

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2.

Cada invierno ingresa con el sol despampanante, se acerca sin ninguna vergüenza a rociar las pieles de esperanzas de lo que promete un nuevo ciclo, alumbra lo que permanecía en sombra y sin más aviso nos hace salir de la cueva invitando a que le regalemos nuestras manos por unos minutos.

Decidido a anunciar un nuevo ciclo, el sol, permanece enorme e imponente, el nuevo ciclo resuena en las voces de aquellos que aún rezan por un día mejor al anterior, de quienes han tenido un mes de mierda, un año de mierda, de quienes han perdido a un ser querido y su estabilidad o quizás esbozos de ella.

Los nuevos ciclos asustan, porque vienen cargados de pasados y memorias que no piden permiso para ser bellas o tristes, solo se están y te pican recordando que son nostalgia, pena y lagrimas reposadas.

Pero aunque por unos minutos, el sol arrasa con todo, nos sorprende y aprehende inquietas, nos deja intuir chispas de cariños y abrazos que también reposan a la espera de un rencuentro valiente, de un acto de amor, de carcajadas desvergonzadas.

Entonces el nuevo ciclo inicia, sobre pasa las testarudas lagrimas y trae ritual, y con el ritual trae memorias, pasados que permanecen respirando en la tierra y nuestros cuerpos.

Y así la manera de abrazar ese atemorizante nuevo ciclo es aquel reinicio, aquel renacer .

Renacer repleta de pasado, colmada de memorias. Con las montañas amantes, calientes, dulces. Con las tierras listas para acoger pasos amables, contener pasos de pena y recibir la entrega de pasos amorosos y rebeldes, apasionados y colectivos.

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3.

El sol es del pueblo, y del pueblo es la revolución

No hay quien haya arrebatado su fuerza, más sobran quienes lo han intentado.

El nuevo ciclo es del pueblo,

La tierra al sol es del pueblo.

El sol mira los ojos del pueblo y el pueblo lo mira a el, se desafían y se envuelven, se declaran el amor, se cuentan tristezas, se comprometen a vivir bien.

El pueblo camina con los rayos del sol en la cara, con sueños enormes a la espalda, con furias palpitantes y alegrías desprevenidas.

Se bailan sus triunfos y sus penas, se zapatean las rabias y los amores.

El pueblo se mira a sí mismo, sin duda, con firmeza, con memoria y amor por su revolución y hace camino para compartir sus luchas, para sostener su fuego.

El pueblo es caprichoso con su revolución, es insistente con su lucha, a la vez que generoso y orgulloso.

Quien se siente parte del pueblo entiende que lo caminado es fuerza y memoria larga que nos sostiene, que el sol es cómplice y por eso acompañante de la lucha, que la lucha es responsabilidad y cariño y no una opción o beneficio.

Quien se sabe parte del pueblo está ahí, haciendo camino, humilde y certero, entregadx y dispuestx.

Quien se sabe pueblo, se está y se es.

Jallalla 5529

-La fracasada de la zona norte.

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Carolina Morón
Poesía sedisiosa

Artista bailarina y performer Boliviana, arte feminista entre deseos de coherencia con nuestra historia profunda. Afrodescendiente, Guaraní, Quechua y marxista.